Y así, mi nueva amiga Unga y yo
salimos, y entonces pude ver el color real de su ropa: su conjunto era todo de
color violeta, el cual hacía que el set pareciese más bonito que cuando lo vi
en rojo.
Comenzamos a caminar por una
calle. Entonces, Unga me dijo:
-Lanosa...
-¿Qué, Unga? - le pregunté.
-Me dijiste que me contarías el
por qué de ese nick.
-Ah sí, es verdad. Pues mira...
-Miro.
-... su origen se remonta hasta
hará unos 3 años más o menos. Al empezar en los juegos de rol online, no me
hacía llamar así, sino Lana, un nombre de elfa que a mí me gustaba. Conforme
conocía amigos, cada vez que me saludaban se inventaban una forma diferente de
llamarme que se parecía a Lana. Y una de esas variaciones era Lanosa, la que
más me gustó, y con esa me quedé.
-Ahm... interesante.
Me quedé en silencio un momento
antes de volver a hablar.
-Y... dime tú el por qué de tu nick, Unga.
-Pues... yo tengo un hermano
pequeño, cada vez que él se reía, decía “Unga”, y me hacía gracia, y pues con
eso me quedé.
-Guau, yo pensé que viste alguna
película o algo sobre trogloditas, que no paraban de decir “unga unga”
jajajaja.
Seguimos hablando durante un
rato, hasta que llegamos a una tienda. Me fijé en el rótulo de la entrada:
“Moda femenina”.
-Aquí fue donde compré este
conjunto - me dijo Unga.
Entramos, y pude observar que
había muchísimos modelos de diferentes colores. Fui viéndolos uno por uno: un
bikini, una ropa deportiva que parecía reforzada, una sudadera, un corsé... hasta que encontré el modelo de mi amiga. Vi
los diferentes colores que había, hasta que Unga me paró diciendo:
-Espera... ¿estás segura de
querer comprarlo ahora?
-Emmm... - dudé un instante -, no
lo sé. ¿Cómo puedo saber el tiempo que le queda a mi ropa actual?
-Míralo en tu inventario.
Eso hice, y comprobé que sólo
tenía 6 días de durabilidad.
-Vaya... pues me gusta este set.
¿No hay forma de guardarlo?
-Claro que la hay - me dijo la
dependienta, una chica ataviada con una ropa que parecía un chándal -. Existe el carro de la compra. Ahí puedes
poner lo que quieras comprar, y cuando se te acabe ésa, comprar el nuevo
conjunto.
-Ah, genial. Pero... ¿no hay que
pagar por dejar cosas en el carro?
-Claro que no, ¿o acaso te cobran
algo por llevar un carro cuando compras en una tienda real?
Tenía sentido lo que dijo la
dependienta, así que, con el conjunto que elegí, en color amarillo, cogí un
carrito con mi nombre inscrito en él, y dejé la ropa. Al irme, le dije:
-Gracias por atendernos, amiga.
-De nada, un placer ayudar - me
respondió con una sonrisa.
Salimos del local, pero antes de
formular palabra alguna, sentí un fuerte empujón, y caí de costado. Pude ver, a
mi lado, que mi compañera también se cayó. Me disponía a levantarme, cuando una
mano fuerte me cogió por la camiseta y me levantó. Entonces dijo:
-Vaya, vaya... ¿qué tenemos aquí?
Dos novatas que se creen lo suficientemente buenas como para empujarme.
Hice fuerza con mis brazos, obligándolo a soltarme. Me reacomodé la camiseta, mientras le preguntaba:
-Perdona, pero... ¿debería saber
quién eres?
-Así que no sabes quién
soy... - dijo con un tono egocéntrico que no podía, y al parecer no quería,
ocultar, secundado por las risas de sus compañeros -. Bueno, para que lo sepas, pequeña, soy
Taejo, el mejor jugador del mundo.
*Sí, ya... el mejor* pensé, y le
dije:
-Tío, con un lo siento me habría
conformado.
-Jajajajaja, ¿la habéis oído? Me
empuja ella a mí, y quiere que yo me disculpe - le dice a los demás en tono de
burla, y los demás se la ríen. Entonces, Unga, que se levantó sola, dijo:
-Tiene razón, nosotras estábamos
quietas cuando tú viniste arroyándonos creyéndote el amo del universo.
-Sí, anda y enfréntate a alguien
de tu nivel... ¿o eres tan cobarde que tienes que gritarle a alguien de menos
nivel que tú para sentirte mejor? - le pregunté.
Definitivamente, ésa fue la gota
que colmó el vaso. El tal Taejo parecía rojo de ira cuando dijo:
-Muy bien, tú te lo buscaste. Te
desafío a un duelo. Tú y yo solos, en el mapa Station 2.
En parte, me sentí satisfecha
porque le dije una verdad que le dolió, pero ahora me veía obligada a jugar
contra él... y quizá me vapulearía.
-Esto... ¿me permites un segundo?
- le pedí.
Comprendí su silencio como un sí,
así que me volví a Unga, y me dijo:
-¿Estás loca? Mira su nivel, te
va a masacrar viva.
-No creas... si algo aprendí en
este tiempo, es que un personaje, por muy fuerte que sea, si lo controla
alguien que no sabe usarlo, es como si tuviera bajo nivel. Creo que podré con
él, pero... tengo mis dudas.
-Tía, en serio... he visto vídeos
suyos, y parecía realmente bueno.
-Bueno, quizá si sea bueno, pero
en los vídeos se le ve en plan “huy, mira qué bueno soy, sé hacer todas estas
cosas”, pero en la realidad puede que sea igual que yo.
-Estás loca... loca de atar. No
aceptes, o te humillará.
-Que me humille si quiere, si me
tiene que derrotar, no se lo pondré fácil.
-Bueno... es tu sentencia de
muerte, no la mía. Arréglatelas sola si quieres, conmigo no cuentes.
-Para ser una amiga, me animas de
una forma muy rara, tía...
Entonces, me volví y encaré a
Taejo, y le dije:
-Muy bien, acepto.
-Tienes agallas, después de
todo... vamos, tengo ganas de darte la paliza de tu vida.
Y nos dirigimos al coliseo,
rodeados por la cuadrilla que seguía a Taejo. No veía a Unga... me dejó sola,
la muy cobarde.